He terminado la vida
Universitaria, esa vida de excesos, tonterías, acercamientos cuasi perfectos al
mundo real, análisis y (choques) debates políticos, peleas innecesarias y
burocracia empedernida en romper nuestros moldes de la paciencia. Es, un
capítulo de la vida más, pero cada autor se pregunta lo que vendrá después. Si
no tiene la mínima idea, entonces no va a escribir nada (ni a nadie).
El último día de clases, mi
profesora de Literatura Francesa nos dijo: “Bueno, ahora realmente comienza la
vida, algunos de ustedes tendrán que buscar un trabajo, postular a una beca en
el extranjero, o casarse y formar una familia”. Casi todas las cosas que dijo
me dieron miedo, me da miedo a veces de romper el molde de mi vida, al extremo
de decir que soy algo cobarde. Tengo que superar lo último, sino no viviré y
seré devorada hasta por la más mínima intención de estafa de alguna aguajera de
Iquitos.
Buscar trabajo. Buena
alternativa, es más, tengo uno pero no es a tiempo completo. Soy la primera en
llegar y la última en irme. Las tardes son un infierno, odio hacer nada.
Significa estar echada en mi cama pensando en cualquier tontería de capítulos
pasados de mi vida que ya no debería de acordarme, es más, por derechos de
autor he incinerado hojas de hojas de esos temas. Pero la ociosidad es madre de
todos los vicios, y como toda buena madre en sus ratos con ella te hace acordar
tus más mínimos defectos y sucesos. Me quejo de poco, al parecer, pero les
aseguro que no van a querer pasar una tarde conmigo y mis dilemas
existenciales, es más, van a salir corriendo.
Beca en el extranjero, buena
idea. La burocracia peruana universitaria local aún no me ha dado mi título,
osea por un papel paso de largo los períodos de convocatoria para una beca
internacional, aunque este año tengo chamba, chau sueño, al menos por un año.
Casarme y formar una familia,
tengo miedo. Haber, recontemos mis antecedentes de miedo: padres incompatibles
y psicológicamente inmaduros, abuelos estables pero con una diferencia de
edades abismal, ex novios psicólogos o músicos tratando de solucionar mis
dilemas existenciales (o incrementándolos de manera astronómica) mis miedos y
mis torpezas, ¿Ya ven? Es algo difícil. Creo que el amor y todo eso es para la
gente que ha tenido una vida fácil, osea una familia estable, vida con
problemas menores, etc. y que pueden dar estabilidad a otras personas. Es
mentira esa tontería que nos vendían cuando éramos niños en esos cuentos de
hadas que obligatoriamente teníamos que leer en el colegio, sino nos desaprobaban,
¡Imagínense, por leer mentiras! Ojalá que cuando era niña, a mis compañeros les
hubieran hecho leer a Julio Verne, como yo lo hacía a hurtadillas de la
biblioteca de mi madre. Bien decía mi abuela: La escuela, poco o nada te apunta
hacia la vida real.
En conclusión de este post, mi
“Ahora que” aún no ha quedado resuelto. En vez de emocionarme de que “mi vida
recién comienza”, tengo dudas, pocas esperanzas y miedo, hay una jauría de
lobos que ha estado esperando por mí desde hace muchísimo tiempo, aunque tengo
buenas espadas, de vez en cuando me cansa el hombro o la mente domina a mis
fuerzas. Me he pasado leyendo “El Principito” y finalmente le entiendo por qué
dice que “las personas adultas son extrañas”, y en esta transición como una
adulta, ciudadana, poseedora de DNI azul más, vivo quejándome un poco, como el
resto en un mundo con recesión, crisis, guerras, papeleos burocráticos, colas y
más dolores de cabeza.