lunes, 14 de noviembre de 2011

Premoniciones







La semana pasada resté un año a los que me quedan por vivir. Hacemos todo a la inversa, en vez de festejar un "año más de vida" nos acercamos un día más a la muerte. Al menos, usamos esa excusa para que en ese día, tanto ser humano que pueda, se acuerde de que nos quiere y nos haga lugar en este vasto mundo de seres extraños y caras poco familiares.




El sábado antes de la celebración anticipada, tuve un sueño: Un joven misterioso, me decía al oído "roll, baby roll... let it roll baby roll". El sonido era tan suave que me gustaron aquellos pequeños quejidos en mi mente. Reconocí ese aura en mi sueño; Jim Morrison havía venido a mi cabeza a decirme lo que iba a pasar.


"Keep your eyes on the road, your hands upon the wheel
Keep your eyes on the road, your hands upon the wheel
Yeah, we're goin' to the roadhouse
We're gonna have a real
Good time"



La voz me despertó ese sábado en la mañana. En la noche, recorrí el camino, o comencé a recorrerlo, de la celebración. Le dí dos lapos a mi amigo para que vuelva a la vida normal. Miércoles, recibí las doce con unos amigos a quienes quiero, el jueves comí torta de chocolate y el sábado celebré la vida de nuevo. Que tal semana! Morrison jamás se equivoca, jamás se equivocó... solo se fue muy rápido.

Al terminar el día domingo en una piscina conversando sobre la vida, entendí el mensaje, la guía.

I let it roll, baby, I did.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Carta al genio de las mil caras




“Somos quien somos y es
Cosa vista por dentro lo que fuimos”

Hombre de las mil caras, de las cuales solo cinco o quizá más fueron conocidas para el velo descubierto del mundo frígido, tenso, al que llamamos real. Sabías perfectamente la hora de tu deceso, tanto que ni siquiera te tomaste la molestia de escribir alguna reunión o un café en tu agenda: las estrellas ya te habían dicho que no llegarías a ver el sol.

Te tomaste la molestia de ser mil seres humanos en uno solo, o quizás en ninguno: Eras intuitivo, desosegado, melancólico, futurista hasta poeta que no hace poesía o que le cuesta admitir lo que hace. Te rehusaste a usar una silla para escribir, creías en las almas activas en un mundo de sombras y misterios; tanto que cada vez que mencionaban tu nombre, redundantemente preguntaban: “¿Quién?”.

En tus mil maneras y formas, desnudaste el alma del ser humano de tal forma que nadie se escapa de ninguna de tus palabras, todas ellas nos sujetan a piedras en los talones, y mismas tus palabras nos dejan sin caminar. A la vez te escondiste por mucho tiempo del mundo: querías ser un extraño. Fantasma viviente, vida de niebla, misterioso, trotamundos pero en ninguna parte. Habías leído las cartas de los que en esta generación buscamos formas para hacer lo mismo: desaparecer, dejando huellas aquí y allá.

Al mundo dejaste tus proyectos secretos, y tu secta de “máscaras” o “personas” que al final eras tú mismo, de diferentes colores y formas de pensar pero siendo los mismos en esencia, en astro, en virtudes y algún rasgo casi invisible pero notable. Los únicos sonidos que mi mente desea escuchar a leerte son aquellos de misterio, de un universo multi-partito pero eurocéntrico, o con el centro en alguna parte. Te hago mío, a ti y a tus miles, para desaparecer entre la niebla y sentir que tu misión se ha completado. Estás riendo con frialdad en el otro extremo de la vida, al que pasamos todos al descansar, o en tus hojas donde aún siento tus latidos fríos, misteriosos y extraños.

Oh “inventor de otros poetas y destructor de ti mismo”, la luna giraba en torno a tus gafas.

martes, 16 de agosto de 2011

El tren que iba y venia.

Es noticia el día de hoy que han encontrado, debajo de una plaza, un Sushi bar y una plaza donde hay amantes furtivos y puestos ambulantes de comida, los rieles de un tren que corría por Iquitos y algunas botellas de cerveza alemana que servían de piso para la pompa y gloria de los señores de esa época y el suelo por donde se desplazaban los mas pobres en su lucha interminable por vivir mejor.

El asunto de todo esto es que el abuelo se ha emocionado. El tren que iba  venía y costaba 20 céntimos el viaje le ha llenado de recuerdos de lugares y amigos, a cuya respuesta a si existen o no usualmente es: "oh, ya murió". Se ha acordado de los alfeñiques gigantes de diez centavos, del profesor que le hacía arrodillar en maíz cual pedagogía decadente del siglo pasado, se ha acordado de las travesuras de niñez, del cine que se ha quemado, de las calles llenas de tierra y en cuan simple era la vida en ese entonces.

La vida va y viene, y no necesariamente es un tren que marcha aunque a veces parezca serlo. No tengo reparos en pensar en que soñará mi abuelo esta noche.

jueves, 14 de julio de 2011

Melancolía



Nos quejamos tanto de estar cansados, algún día hemos de cerrar los ojos. Miro a mi alrededor y veo que todos son como plantas, que buscan el sol o sino estos se callan. Pensar en lo que es la vida es absurdo, no pensarlo también lo es. Vivir en ese punto medio es una virtud, vivir sin pensar, pero no pensar sin vivir.
Veo como la vida se esfuma poco a poco de la gente a la que amo, aunque admitirlo me cueste una lágrima o quizá algo menos dramático, aunque el alma y los ojos necesiten limpiarse de vez en cuando. Nuestras imperfecciones nos cuestan dolores en la consciencia y la cabeza, lagrimas hacia adentro porque si las derramamos en exceso hacia afuera, hay un signo de debilidad eminente. Dicen muchos que la esclavitud ha sido abolida hace mucho tiempo, pues si, la esclavitud de correas, castigos sanguinarios tangibles y torturas alimenticias. 

Pero el esclavismo sigue aún: seres enclaustrados en oficinas al frente de una pantalla olvidando o de alguna otra manera en alguna parte, no digamos algo absurdo pero, mirar el cielo azul, las familias que les rodean, sus gustos algo precisos por el estado del arte y la belleza: Emociones que cuando estas se acumulan y no encontramos forma de expresarlas o exhalar esas, nuestras mejores virtudes, nos frustramos y es allí donde aparece el látigo intangible de la esclavitud moderna: estrés. Así, sin sol y callados completamente, estamos caminando en línea recta, la mayoría de nosotros, y no sentimos el frenesí ni la sensación de manejar en una curva. 

Desde niña, este aspecto de la vida me ha dado miedo: dejar de ser yo y ser “alguien” (esclavo, trabajador, olvidadizo, sin sol). Cuantas cosas perdemos, cuantas cosas ha perdido el mundo por seres que se han dejado llevar por esa corriente, que han formado parte de ella y ella ha formado parte de ellos. Luego de tantas jornadas similares ha habido guerras, peleas en casa, peleas con el vecino, un par de maldiciones luego de una tormentosa caída luego del cansancio. ¡El ser libres se vuelve imposible en un mundo así!
Poner color en cualquier rincón, ser uno mismo en donde quiera se vaya, que el monocromo se quede en las películas antiguas y no en la de nuestras vidas, tratar de buscar el sol en donde quiera se esté, acordarnos de todos y no dejar que el amo de la esclavitud no nos haga olvidarnos de todos: alguien nos quiere en alguna parte. No tengamos miedo. 

…Y el hecho que se esfume la vida exista solo en utopías.