Llueve sobre mojado... Un ushi, la lluvia y yo

Saturday night! Gracias mis queridos profesores por hacer que mis fines de semana sean nada mas que “una niña estudiosa, buscadora del bien y dedicada a nada mas, sí NADA MAS que sus estudios, tareas y quehaceres”. Aparentemente, las visiones educativas modernas sugieren en dar una considerable carga de estrés académico a todos los discentes (dícese de aquel muchacho de quien, aparentemente, sólo Dios tiene compasión de su alma y le da paz y descanso, que se queda alrededor de cuatro horas promedio diario sentado en un pupitre hablando y hablando o escribiendo).

Aquí, en la isla del Encanto y de la fiesta, irónicamente, como casi todo estudiante unapense, vivo la mayoría de mi semana ocupada sumergiéndome hasta lo profundo del rio buscando las respuestas que ellos quieren. Aunque ha habido algunas propuestas para que la carga académica sea controlada, poco o nada pasó, quedándonos así como estamos: seres humanos sin vida social durante toda la semana cuatro largos meses.

En fin, lo más probable para mi diversión un fin de semana cualquiera, por ahora es quedarme en casa a ver una peli (escoger una de cuatro por cinco soles) . Llame a mi amigo para que venga y mirábamos una que particularmente me inspira mucho: Amélie. La forma que esa niña pintaba el mundo en su película, creo más bien, que se asemeja al mundo de muchos jóvenes como yo: tratamos de hacer “nuestro mundo” en un mundo tan indiferente, frío y atroz.

Todo iba bien hasta que de repente de la escalera del tercer piso de mi casa comenzó a caer muchísima agua. Mi sala de 40 metros cuadrados se convirtió en cuestión de segundos en una piscina, un acuario no lo sé. Subí muy apresurada mente a ver la razón de mi tortura y limpie las cosas del drenaje que impedían que el agua pase y vaya por otro lado, que corra y aumente mi desdicha y ¡Arriba trapeadores!. En eso, mi amigo, sin dudas, se desprendió de sus zapatos y yo me desprendí de mis sandalias. ¡Era algo divertido y peligroso estar en la lluvia! El sonido del trueno me tenía de un hilo, pero era así: fascinante, no tan innovador pero diferente. Otra vez seres humanos pequeños e inocentes sumergiéndose en peligros inminentes a falta de estrategias a largo plazo para así siquiera, liberar su mente.

Algo divertido que sólo Iquitos te puede ofrecer: Jugar en la lluvia, sentir la pureza de sus aguas en tu piel. Todo lo que me importaba en ese instante era ver la belleza de cada gota y sentir alguito de frescura luego de una semana tan calurosa, como dijeran algunos sabios ingleses: Mucho trabajo y poco juego hace a Jack un muchacho aburrido (All work and no play makes Jack a dull boy…). Sólo que aquí tomé en préstamo el dicho y me puse en su lugar (Cámbiese el nombre).

Mucho se aprende de cosas tan insignificantes para algunos: Cuando una persona tiene a su cargo algo tan pesado, como ser un profesor u alguna otra área de recursos humanos, tiene que tener en cuenta que lidia con personas, no con máquinas que pueden hacer todo lo que dicen a tiempo récord y exacta y precisamente como ellos quisieran. Como dijera algún sabio: El mejor jefe de todos es aquel que en vez de ser el primero, viene a ser el último. Dos: Como sale la ley, sale la trafa – La mente humana es tan innovadora que de algo tan insignificante puede hacer su distracción, su diversión o simplemente su medio para alejarse de todo, para vivir en la luna por un instante y dejar este mundo que lo agobia; lleno de estrés, problemas, tareas y quehaceres que no le dan mas que dolor de cabeza, aunque algunas veces de eso se aprende. Unos escriben, otros pintan, otros toman fotografías de cosas curiosas. Yo me metí a jugar bajo la lluvia y a obedecer a mi madre. Luego, a veces mi abuela tiene razón. Lejos de ese aire contaminado de ciudad capitalina, al menos aquí queda la lluvia. La tierra se limpia sola. Podemos sentir la pureza en ese grado y sentir el aire que la acompaña y la hace viajar por toda una ciudad pequeña pero considerable. Y finalmente: Limpiaré de ahora en adelante la jaula de mi coneja, para que no me de tanto trabajo, que me meta a jugar en la lluvia y no esté con una gripe fuerte al día siguiente.