miércoles, 23 de septiembre de 2009

Puntos suspensivos...


Así de la nada me he atrevido a mirarte, a pensar que sería si estos minutos serían los mismos que

ayer. Tan solo me desanimo al pensar que me olvidas, y a tantas palabras que nos hicieron

enloquecer. El curso del río sin ti se me olvida, ni las mismas estrellas me quian hacia la orilla

adecuada, he perdido la noción del tiempo y con ellas las razones para distinguir las estaciones.

Las vanas palabras vuelven a florecer. Me paso las horas escribiendo un discurso, absurdo, del malo

hasta el anochecer.

La parte oscura de la noche nunca se habia sentido viva y la niebla fría evidencia su presencia.

Eras mucho mas que la luz al final del tunel, el que me arrancaba la carcajada mas inesperada dentro

de mi mundo atribulado. ¿Cómo te atreves a decirme que respire si tu no me enseñaste a respirar pero

no del todo? ¿Cómo quieres que vea por tí si tu eras mis ojos?. ¿Que hará ahora una ciega en un

mundo demasiado oscuro, no tengo ni siquiera un bastoncito, ni una mano que me haga tocar los lados

precisos de la pared para seguir hacia el final de la ruta?

¿Pero que hay de ti? Ya no están mis besos inesperados. Extrañaras el té demasiado caliente o

demasiado frío y sobre todo la que no duda de hacer de guia y tu de ciego, el complemento que

decias.

Pasar la media noche sin tus palabras es mas que horrendo. No queria ni siquiera imaginarme que esto

sucedería despues.

La vida te tienta a sonreir cuando no puedo. Solo queda fingir. Quedarme así en un mundo demasiado

hueco, siempre despertandome con ese sentimiento. Algo adentro del estómago, alli mas alla de mi

corazon y mis pulmones me guia diciendome a gritos que algo falta. El sonido de sus lamentos es tan

triste y magro que pocas fuerzas quedan para dejar de escucharlos.

No es comida, no es dinero, no son flores, ni chocolates, ni una buena taza de té ni galletas. Eres

tú. Mi maldición, mi dolor, mi pena, mi pequeño candelero que se ha apagado por voluntad propia.

Se destruyen las esperanzas por dentro, tan solo por que mis pequeñas neuronas contienen informacion que perturba mi existencia. Puedo verte alli, pero no puedo tocarte ni sentir tu afecto, ya olvidado.

Cada rayo de sol me tienta para ver si ya he dejado atrás tus memorias de naranjas por mandarinas,

de sonrisas regaladas, de abrazos indescriptibles y de amaneceres dulces e incomparables.

Soy el último capítulo de la vida, esperando el epílogo. Soy la obra sin título, pero con una autora

maldita por causas mas que obvias... Nada más, mi personaje principal me ha dejado sin habla, sin inspiracion.

Mi personaje principal se ha convertido en tres puntos suspensivos...

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