Nos quejamos tanto de estar cansados, algún
día hemos de cerrar los ojos. Miro a mi alrededor y veo que todos son como
plantas, que buscan el sol o sino estos se callan. Pensar en lo que es la vida
es absurdo, no pensarlo también lo es. Vivir en ese punto medio es una virtud,
vivir sin pensar, pero no pensar sin vivir.
Veo como la vida se esfuma poco a poco de
la gente a la que amo, aunque admitirlo me cueste una lágrima o quizá algo
menos dramático, aunque el alma y los ojos necesiten limpiarse de vez en cuando.
Nuestras imperfecciones nos cuestan dolores en la consciencia y la cabeza,
lagrimas hacia adentro porque si las derramamos en exceso hacia afuera, hay un
signo de debilidad eminente. Dicen muchos que la esclavitud ha sido abolida
hace mucho tiempo, pues si, la esclavitud de correas, castigos sanguinarios
tangibles y torturas alimenticias.
Pero el esclavismo sigue aún: seres
enclaustrados en oficinas al frente de una pantalla olvidando o de alguna otra
manera en alguna parte, no digamos algo absurdo pero, mirar el cielo azul, las
familias que les rodean, sus gustos algo precisos por el estado del arte y la
belleza: Emociones que cuando estas se acumulan y no encontramos forma de
expresarlas o exhalar esas, nuestras mejores virtudes, nos frustramos y es allí
donde aparece el látigo intangible de la esclavitud moderna: estrés. Así, sin
sol y callados completamente, estamos caminando en línea recta, la mayoría de
nosotros, y no sentimos el frenesí ni la sensación de manejar en una curva.
Desde niña, este aspecto de la vida me ha
dado miedo: dejar de ser yo y ser “alguien” (esclavo, trabajador, olvidadizo,
sin sol). Cuantas cosas perdemos, cuantas cosas ha perdido el mundo por seres
que se han dejado llevar por esa corriente, que han formado parte de ella y
ella ha formado parte de ellos. Luego de tantas jornadas similares ha habido
guerras, peleas en casa, peleas con el vecino, un par de maldiciones luego de
una tormentosa caída luego del cansancio. ¡El ser libres se vuelve imposible en
un mundo así!
Poner color en cualquier rincón, ser uno
mismo en donde quiera se vaya, que el monocromo se quede en las películas
antiguas y no en la de nuestras vidas, tratar de buscar el sol en donde quiera
se esté, acordarnos de todos y no dejar que el amo de la esclavitud no nos haga
olvidarnos de todos: alguien nos quiere en alguna parte. No tengamos miedo.
…Y el hecho que se esfume la vida exista
solo en utopías.